Un éxito más para la Orquesta Sinfónica del Estado de México en su presentación en el Teatro Juárez la noche del jueves como parte de la programación del FIC en su edición 49 y que además celebró los 50 años de la OSEM.
La velada arrancó con Homenaje a Cervantes de José Pablo Moncayo que abrió boca entre una audiencia relajada y atenta, se notó de principio a fin.
Sin duda fue un recital para guardar en el corazón pues además de la maestranza con la que el director Rodrigo Macías dirigió el concierto se tuvo una invitada de lujo, que sin duda, es uno de los mejores aciertos del Festival y que se disfrutó de principio a fin.
La violonchelista Nadège Rochat apareció en el escenario para regalar al público una actuación digan de aplaudir de pie al interpretar el concierto para violonchelo en la menor, Op. 129 de Robert Schumann con tres movimientos: non troppo veloce, adagio y molto vivace.
La joven se graduó de la Real Academia de Música con Robert Cohen. Ganó varios primeros premios en Suiza, Alemania y Gran Bretaña. Se destaca su dúo con el guitarrista español Rafael Aguirre, con quien interpreta repertorio español y latino como el reunido en su disco “La vida breve “.
Para cerrar la presentación se disfrutó de sinfonía núm. 40 en sol menor, con cuatro piezas: Motto Allegro, Andante, Minuetto, Allegretto-trío y Allegro assai del gran Wolfgang Amadeus Mozart.
Rodrigo Macías comenzó a dirigir la OSEM a partir del 2018, agrupación con la que ha abordado música que va desde las obras tradicionales del repertorio sinfónico hasta piezas de autores de los siglos XX y XXI poniendo énfasis en los compositores mexicanos de diversas generaciones.
Orquesta Sinfónica del Estado de México
Desde su incursión en el mundo musical de México el 27 de agosto de 1971, la Orquesta Sinfónica del Estado de México, se posicionó como una agrupación de excelencia y se consagró como un referente artístico, que supo cómo nadie, que la música es un gran catalizador de emociones, de las causas sociales, es conexión, que por medio de ella se puede lograr también sentido de identidad y pertenencia.
La orquesta sinfónica a través de estas cinco décadas ha sido un bálsamo para el alma, compartiendo y comunicando emociones, capaz de alimentar el espíritu de los que han disfrutado sus conciertos.
