La película, del tapatío Samuel Kishi, Los lobos nos relata, con toques autobiográficos, la historia de Lucía y sus dos hijos: Max de 8 años y Leo de 5, quienes migran a Alburquerque en búsqueda de una mejor vida, alejándose de una serie de malas experiencias que tuvieron en México; esta sería la típica reseña para contar brevemente de qué va Los lobos, no obstante, la película va más allá de ser una historia de migración.
El filme es desarrollado desde la mirada de los niños; quienes están tratando de entender cuestiones cómo por qué su padre ya no está con ellos o por qué no pueden ir a Disney a pasear. Es un retrato de la vivencia que muchos infantes atraviesan en la adaptación de nuevas dinámicas en espacios que, en ocasiones, son agobiantes para quienes los habitan y, no obstante, se van adueñando poco a poco del lugar para transformarlo en su hogar.
La película es lenta y cuenta con pocos diálogos, sin embargo, las actuaciones de Max y Leo nos permiten empatizar con sus malestares y sus logros, volviéndonos cómplices. Los pequeños hermanos únicamente tienen una grabadora, acompañada por un casete que contenía la voz de su abuelo, las reglas de su nuevo hogar y unas lecciones de inglés; papeles, crayolas, así mismos y su imaginación. La animación de Los lobos corrió por parte de Platypus Animation Studio, logrando sanar las carencias que el mundo real impone sobre los pequeños. Kenji Kishi, hermano del director, fue el encargado de crear el OST; logrando que la música nos haga sentir en carne propia las emociones y sensaciones de esta familia de lobos.
Los lobos es un filme que nos ayuda a reconectar con nuestro niño interior para el entendimiento de un mundo adulto y todos los matices de la gente que nos rodea.
Si quieren verla, reserven en Cine La Mina.
Domingo 04 de julio en Casa Cuatro. 17:00 hrs.
Viernes 16 de julio en Cactus Hostel. 20:30 hrs.
